Morán Blanco, Sagrario, Lucha contra el narcotráfico en América Latina-Caribe. La labor de la Organización de Estados Americanos (OEA), Valencia, Tirant lo blanch, 2021, 381 pp.
La literatura científica en el campo de las relaciones internacionales está necesitada de trabajos que, de la manera más completa posible, aborden el fenómeno del narcotráfico en América con énfasis en sus principales dimensiones. La obra de la profesora Sagrario Morán viene a colmar, en este sentido, una laguna en razón de dos motivos: por una parte, realiza un riguroso examen que tiene en cuenta la práctica de la región latinoamericana, pero que, asimismo, supone un extraordinario análisis teórico del fenómeno en sí y de las conductas que le son afines; y, por otra parte, penetra en la realidad americana del narcotráfico con un enfoque preferente desde las posiciones de los Estados latinoamericanos y caribeños, pero, al mismo tiempo, relata e interpreta la labor realizada por la OEA en esta materia. Toda una ingente tarea que adivina los detalles del narcotráfico y los medios para combatirlo.
La obra está muy bien estructurada y ordenada, y sigue, en la más fiel tradición francesa, una sistemática que facilita su lectura y que hace atractivos cada uno de sus componentes. Dos partes perfectamente delineadas y vinculadas entre sí por un mismo hilo conductor permiten al lector conocer los entresijos del fenómeno del narcotráfico en América Latina en cuanto pormenoriza los aspectos que los definen y distinguen. En una postura especial, la autora incorpora una introducción en cada parte; en la primera en particular aporta definiciones, conceptos, factores y elementos especialmente útiles para la investigación, al tiempo que convence al lector de la necesidad de seguir el relato. La vinculación entre el crimen organizado y el narcotráfico es analizada con todo detalle y precisión, y se llega a la conclusión de que el narcotráfico es una expresión primordial del crimen organizado, lo que se justifica con creces en el razonamiento de la autora.
La primera parte, además de lo señalado, cuenta con tres capítulos más que guardan una relación lógica y en los que se examinan con solidez aspectos centrales que presenta el narcotráfico en la región latinoamericana. Ante todo, a través de un análisis bastante completo, Morán Blanco hace un recorrido de mucho interés por el problema de las drogas en el marco de la producción y el tránsito, así como los aspectos que lo definen como un lucrativo negocio para quienes participan en la actividad del narcotráfico. En este campo, se destina un apartado específico a la situación de México que siempre ha interesado a la doctrina científica y que, además, aporta una rica práctica al estudio del fenómeno en perspectiva internacional. Es probable que lo más destacado sea la prolija información que proporciona la autora y lo fundamentado de los datos que maneja en el estudio de la materia.
Sin ninguna duda, uno de los capítulos de mayor interés es el relativo a las consecuencias que produce el narcotráfico, que son estudiadas, en concreto, en el entorno latinoamericano. De una manera muy ordenada, la autora desgrana los efectos que este fenómeno tiene en los principales sectores de la actividad humana, por lo que no se limita a una exposición descriptiva, sino que, por el contrario, sienta las bases para que se comprenda en toda su amplitud el narcotráfico. Las consecuencias políticas, económicas, sociales, e incluso medioambientales son examinadas con esmero por parte de la autora y cada uno de los apartados que destina a estas cuestiones abre caminos para futuras investigaciones. En cualquier caso, hace bien la profesora Morán en otorgar una relevancia particular a la corrupción como consecuencia específica de las actividades del narcotráfico y, desde luego, acierta en el estudio de los perfiles que delimitan este comportamiento en su nexo con otros comportamientos delictivos.
El último capítulo de la primera parte aborda uno de los ámbitos que merecen una especial atención en el campo del estudio del narcotráfico. La violencia es mucho más que una consecuencia de este fenómeno y, en todo caso, como lo indica la autora, y así lo analiza, es la principal consecuencia del problema de las drogas. Los postulados que sostiene la autora son reposados y resultado de un conocimiento seguro que va desvelando los enigmas que la violencia produce en la región latinoamericana en su vinculación con el fenómeno del narcotráfico. La situación en Brasil es ciertamente especial e ilustra muy bien el contexto de la región latinoamericana, así como la violencia socava las bases de la convivencia social. Por esto, Moran Blanco se detiene en el examen de la situación en este país y ahonda en los aspectos que delimitan la violencia y la inseguridad en este caso. Es realmente recomendable la lectura de las páginas que se destinan al examen de las maras y pandillas juveniles, de tal manera que la autora hace alarde, con razón, de los profundos conocimientos que tiene en esta materia. La narración que se realiza refleja, con toda claridad, los devastadores efectos del narcotráfico en relación con ciertos grupos sociales y algunos grupos humanos, como los niños o adolescentes. De todas maneras, la autora procede a estudiar este aspecto aportando muchos elementos para el debate y llega a conclusiones certeras a la luz de la práctica que tiene lugar en muchos países latinoamericanos.
En definitiva, la primera parte de la obra, con un enfoque más centrado en las relaciones internacionales, suministra al lector datos, información y referencias que deben ser tenidas en cuenta en cualquier estudio que se realice sobre el narcotráfico en América Latina y el Caribe. Sobre esta base se asientan las incursiones que realiza la autora en campos tan delicados y difíciles de analizar, como la violencia en la región, el fenómeno de las maras o el sector de la corrupción. Todos ellos son ámbitos que estén estrechamente ligados al narcotráfico.
La segunda parte tiene, sin perder la perspectiva de las relaciones internacionales, también un significado más jurídico. Con suma precisión, la autora escalona los niveles de acción y cooperación entre los Estados de la región latinoamericana en la lucha contra el narcotráfico, dejando claro desde el principio que es preciso combatir esta lacra que asola a la región, y que, para ello, es necesario activar y penetrar con mayor intensidad en el campo de la cooperación internacional. En realidad, Morán Blanco examina distintos espacios de lucha contra el narcotráfico, comenzando con el que se lleva a cabo por parte de los Estados mediante su poítica interna y la aplicación de los ordenamientos jurídicos nacionales. En esta línea, el detalle de las políticas estatales, de la militarización en el combate contra las drogas, de las consecuencias de la impunidad y de los aspectos concernientes a las reformas penales constituyen el panorama esencial que es objeto de análisis.
A partir de ahí, la autora penetra en el campo de la cooperación internacional y lo hace con suma delicadeza distinguiendo cada uno de los espacios y sectores de la cooperación que se ven implicados a la hora de erradicar el narcotráfico en la región. En este caso, la autora distingue cuatro niveles, todos ellos de gran interés, aunque quizá se pudieran destacar los comentarios y observaciones que hace en relación con los postulados de los esquemas de integración que tienen lugar en la región y las posiciones que se han adoptado en las relaciones de América Latina con otras regiones del planeta, por lo que habrá que detenerse en los vínculos que la región tiene con la Unión Europea. En síntesis, los marcos de la cooperación interestatal y multilateral están muy bien diseñados y, lo que es más importante todavía, circunscriben los campos de análisis y apuntan las líneas de colaboración que ha ido desarrollando América Latina con el objetivo de acabar con el narcotráfico y reducir sus efectos en la región.
A mi juicio, supone un acierto haber incorporado en el título de la obra la referencia a la labor de la OEA porque, en realidad, el último capítulo de la segunda parte tiene un especial carácter y dispone de envergadura suficiente para que se estime que es una de las principales aportaciones de la doctora Sagrario Morán a la doctrina científica en el sector de la lucha contra el narcotráfico y, en especial, en América Latina y el Caribe. La visión hemisférica de la cooperación contra las drogas ilícitas es imprescindible y refuerza otros ámbitos de la colaboración entre los Estados americanos. En ese caso, la autora realiza un estudio sosegado, diferenciando distintos periodos en la tarea que la Organización continental ha realizado para combatir el narcotráfico. En este sentido, las tres etapas que se indican expresan adecuadamente los pasos que la Organización ha ido dando y los cambios que se han producido en sus estrategias para afrontar el problema de las drogas. Asimismo, en estas etapas se adivinan las dificultades y obstáculos que todavía existen para que los Estados de América den una respuesta satisfactoria a un problema tan complejo y enrevesado como es el narcotráfico.
Como dice José Luis Soberanes, insigne historiador y destacada personalidad de México, en el interesante relato que hace en el prólogo a esta obra:
Hace mucho que el ciudadano común, acostumbrado a leer de las milenarias muertes que reportan los diarios casi a diario, ha perdido ya la noción de lo que realmente pasa en la parte latina de América. ¿En qué momento la piedad desapareció del mapa?; ¿cuándo fracasaron los intentos de pacificación?; ¿de dónde salen los cientos de secuestradores y asesinos que día a día asolan la región? Todas estas preguntas de vez en cuando aparecen en las conversaciones cotidianas sin encontrar respuestas convincentes.
Pues bien, la doctora Morán Blanco trata de resolver estas interrogantes con una perspectiva de las relacionales internacionales y pone el acento, entre otros aspectos, en la labor que ha realizado y realiza la OEA para combatir el narcotráfico, detallando e interpretando los instrumentos adoptados, descubriendo su valor y alcance y, sobre todo, examinando las esencias de su contenido.
La conclusión más acertada es que resulta conveniente la lectura de la obra que ahora se comenta tanto para quienes quieran profundizar en el fenómeno del narcotráfico en América Latina y los componentes primordiales que configuran la lucha contra este fenómeno como para los iniciados en el campo de las relaciones internacionales y el derecho internacionales. Aquí encontrarán, si se permite la expresión, una obra “indómita” en la que la autora no se doblega a la realidad que representa el problema de las drogas, sino que apunta y detalla todo tipo de soluciones para socavar las perversas consecuencias que el narcotráfico tiene en la región. El punto final para la profesora Sagrario Morán no es otro que el respeto y la defensa de los derechos humanos.
Elena Carolina Díaz Galán*
* Universidad Rey Juan Carlos, España; ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-0914-8944, elena.galan@urjc.es.