Eppur si muove: modernización del Poder Judicial*

Publicado el 1 de junio de 2020


Pedro Salazar Ugarte

Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM,
email pedsalug@yahoo.com

Los niveles de encono a los que ha llegado nuestra convivencia están asfixiando al debate público. Nuestra democracia ha entrado en una crisis que preocupa y agobia. Quienes celebramos la transición desde el partido hegemónico hacia la democracia electoral esperábamos que el siguiente paso fuera el de la democracia deliberativa. Sin embargo la deliberación ha sido secuestrada por la descalificación y el insulto; las instituciones democráticas se ven amenazadas por las pulsiones autocráticas.

Entre noticias falsas, insultos y descalificaciones radicales –los seguidores del gobierno son fanáticos y los opositores son golpistas– se ha inhibido el debate informado y robusto propio de una sociedad ilustrada. La violencia está en las calles y en las redes y en ese contexto no hay condiciones para la reflexión, el contrapunto y el acuerdo. Nuestras formas políticas son cada vez más inciviles y la calidad de nuestra deliberación es paupérrima. Es triste pero es cierto.

Para colmo, la pandemia ha pulverizado al frágil tejido social con el que contábamos. El aislamiento es una pésima noticia para la aspiración democrática. Para muestra basta un botón: la fuerza masiva, y emancipadora de la marcha del 8 de marzo queda en la memoria como un evento de repetición –al menos por ahora– imposible. El espacio público se convirtió, de la noche a la mañana, en un no-lugar para expresar, movilizar y luchar. La causa feminista sigue y seguirá pero el confinamiento mermó su presencia. Y eso vale para las causas ambientalistas, igualitarias, pacifistas, etc. Hoy el espacio de acción son las redes sociales en las que la modernidad tecnológica debe hacer cuentas con un sectarismo irreflexivo.

Por si no bastara, las instituciones están paralizadas. Los poderes legislativos –comenzando por el Congreso de la Unión– están aletargados, el gobierno se está achicando y radicalizando y el Poder Judicial opera a su mínima expresión. Eso por no hablar de las omisiones de muchos órganos constitucionales de garantía que, ante los embates gubernamentales, las capturas políticas o los desconciertos propios, han venido languideciendo.

En este contexto, en este año que nunca olvidaremos, se cumplen 25 años de la más importante reforma judicial en la historia del México moderno y se anunció la aprobación de una nueva reforma que complementaría a la anterior. Hoy tanto el aniversario como la actualización normativa han pasado a un plano secundario. Ambas situaciones son lamentables porque la conmemoración era una oportunidad para reflexionar y deliberar con perspectiva histórica sobre la transición jurídica mexicana –que a la par de la democrática nos acercó al modelo democrático constitucional– y porque la reforma por venir era –y espero siga siendo– una apuesta por el fortalecimiento institucional. Deliberación sustantiva y consolidación normativa. Dos ausentes que, junto al confinamiento polarizado, están poniendo en jaque a nuestra apuesta civilizatoria.

Eppur si muove, decía Galileo. En el desierto también hay oasis. Hace algunos días se presentó el libro El poder del Poder Judicial y la modernización jurídica en el México contemporáneo, de Héctor Fix-Fierro. Se trata de una obra que nos invita a pensar en perspectiva, que describe logros y anuncia debilidades no sólo del Poder Judicial –que es el protagonista de la obra– sino del derecho como herramienta, de la ciencia jurídica como instrumento y del poder como motor de cambio. Se trata de la obra más acabada de un pensador que, desde hace décadas, se comprometió con el estudio del cambio mexicano y que entendió que los fenómenos sociales requieren de aproximaciones interdisciplinarias. Hoy Fix-Fierro nos ofrece el resultado de esa mancuerna de propósitos.

Ante el encono que polariza y empobrece la discusión; frente a la inmediatez de los intercambios en medios, redes y tertulias; de cara a un futuro de corto plazo en el que la emergencia cerró plazas, paralizó instituciones e interrumpió reformas, el libro de Fix-Fierro se ofrece como un ejemplo de reflexión profunda, pausada e informada. Una obra para pensar lo que hemos logrado y lo que puede hacerse a través del derecho y del cambio institucional. El derecho como instrumento transformador y no como guardian del status quo. Un libro que nos recuerda que las transformaciones llevan décadas y no sexenios y que la apuesta por el derecho siempre será mejor que el gobierno de los hombres.

(Se puede consultar la obra, de manera gratuita, en la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/12/5856/21.pdf)


NOTAS:
* Se reproduce con autorización del autor, publicado en El Financiero,em> el 27 de mayo de 2020.

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