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Algunas políticas del derecho económico circular

Publicado el 27 de julio de 2023

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Jorge Alberto Witker Velázquez

Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
emailwitker@unam.mx


Los tiempos y días que vivimos son apropiados para reflexionar desde la academia nuestro papel en la denuncia de los estragos del calentamiento global y cambio climático que han y hemos provocado con un arrasante crecimiento económico desbordado ante consumos masivos e irreflexibles de bienes y servicios.

Se trata de entender que productores comerciantes y consumidores no pueden continuar con sistemas productivos y de negocios lineales en donde desperdicio, basuras y rellenos sanitarios son eslabones obligados en los actuales mercados presenciales y virtuales.

Es indispensable y urgente un cambio cualitativo en las cadenas de valor de suministro en donde las cadenas de carbono, energía y agua racionalicen la actividad económica y, muy especialmente, disciplinen con normativas expresas la gestión de los recursos que hoy día mueven las economías.

Derivado de ello, corresponde a los Estados diseñar políticas públicas alternativa y emergente para detener y salvar al planeta tierra de los datos que la impactante descripción de Stephen Hawking hace:

Se puede ver desde el espacio como la raza humana ha cambiado la tierra. Casi toda la tierra disponible, ha sido despejada de bosques que ahora se utiliza para la agricultura o el desarrollo urbano. De las capas de hielo polares se están reduciendo, las áreas desérticas están aumentando. Por la noche, la tierra ya no está oscura y grandes áreas la iluminan. Todo esto se evidencia de que la explotación humana del planeta está llegando a un límite crítico. Pero las demandas y expectativas humanas están aumentando cada vez más. No podemos seguir contaminando la atmosfera, envenenando el océano, agotando la tierra. No hay más disponibles.

Por ello el derecho económico circular plantea a nivel internacional detener los instrumentos y herramientas que pueden coadyuvar contaminación global de tierras, océanos y bosques, coadyuvando al despegue de la economía circular en México.

En efecto, las leyes de economía circular de Querétaro, Quintana Roo y recientemente de la Ciudad de México apuntan a cubrir tres ejes fundamentales que como mapa conceptual orientan y aportan constructos al derecho económico circular: residuos, responsabilidad extendida de productores e intervinientes en cadenas de suministro el fomento del reciclaje y suprareciclaje, instrumentos que forman parte ya de un derecho económico circular comparado.

Con todo lo positivo que estos cuerpos normativos plantean pensamos que la política pública se debe acompañar con pasos más concretos, como los que brevemente enunciamos:

1) incentivos tributarios de inversión, es decir, otorgas tratamientos especiales a la inversión en empresas suprarecicladoras y respetuosas de la cadena de carbón;

2) alternativas de financiamiento, especialmente para las PyMES y emprendedores jóvenes, buscar en la banca de desarrollo créditos blandos que estimulen emprendimiento e innovación;

3) incentivos a la demanda sostenible, es decir, que el universo de las compras de gobierno establezca requisitos a las empresas que proveen al Estado de bienes y servicios, incorporando la sostenibilidad, especialmente en energías limpias y economía hídrica;

4) transferencia tecnológica en la adquisición de tecnología foránea, identificar aquellas que no manejen la obsolescencia programada de sus productos y que controlen la política de cero desperdicios (con lo cual la mejoría ambiental es evidente);

5) propiciar una agenda nacional de economía circular en base a campañas publicitarias en donde productores con responsabilidad social y consumidores responsables propicien compromisos permitiendo un ahorro en la cadena de carbono;

6) redes y asociaciones en economía circular, fomentar redes de académicos y empresarios, junto a consumidores responsables, con el objetivo de difundir los cambios de hábitos culturales que implica este nuevo esquema productivo y de negocios para salvar al planeta;

7) territorios circulares, según la experiencia europea latinoamericana es posible articular la idea de construir territorios circulares en base a cadenas productivas que privilegien el diseño de productos que utilizan materiales reciclados con evidente ahorro de energía y materias primas virgen;

8) fomentar talleres de prácticas de reciclaje a nivel artesanal y domiciliario, en donde se cultive el respeto o la naturaleza y a destacar que más que consumidores, los ciudadanos somos simplemente usuarios de bienes y servicios, y

9) crear centros de información al consumidor a fin de crear conciencia sobre que el concepto de basura debe de cambiar por el ahorro de desperdicios en la fabricación de los bienes y exigir más productos que residuos porque en los hogares, sobre todo en el campo de los bienes orgánicos, adquirimos muchas veces más basura que bienes de consumo propiamente como tal.

Estas medidas que deben ser impulsadas por municipios y alcaldías bajo orientaciones de gobierno, responsables con el medio ambiente, tierras bosques y océanos, conforman instrumentos específicos que la ciudadanía debe asimilar a fin de poner en ejecución y vigencia el derecho a un ambiente sano, establecido en el artículo 4o. de nuestra carta fundamental y apoyar un desarrollo económico sustentable, como el que plantea el artículo 25 de la misma carta, todo en función de la Agenda 2030, prácticamente fecha límite para la existencia de los seres vivientes del planeta.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero