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A 50 años de la Ruptura Democrática en Chile

Publicado el 11 de octubre de 2023

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Jorge Alberto Witker Velázquez

Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM
emailwitker@unam.mx

Para intentar una narrativa explicatoria del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, es necesario, a nuestro entender, fijar la atención en tres actores que jugaron un papel destacado en los 1000 días de gobernanza democrática encabezados por Salvador Allende. En efecto, la actuación del presidente Allende, como líder de un movimiento social y político; los partidos políticos integrantes de la Unidad Popular y, en tercer lugar, el contexto internacional existente en los años de la tragedia colectiva de la República de Chile, plagada de víctimas, exilios y violaciones de derechos humanos.

1. El presidente Allende como actor principal.

Debe recordarse, que Allende fue un político de orientación social demócrata que se formó en la lucha social y en el parlamento, en donde ocupó distintos cargos de elección popular. Médico de profesión, vinculado a la masonería chilena, intentó en tres ocasiones, competir por la presidencia, logrando al fin el 4 de septiembre de 1970, el triunfo electoral que le llevó a la primera magistratura del país.

De militancia socialista, distanciado de las experiencias políticas de la época (U.R.S.S. y países socialistas), proyectó un modelo político que él mismo calificó como vía legal al socialismo, remarcando que cumpliría dicho programa dentro de los cauces institucionales y con apego a la constitución de 1925 vigente.

No hay que olvidar que Allende gana con un 36 o 37 % del electorado, en una elección a tres bandas, en donde el candidato de derecha obtiene un 35% y que el Partido Demócrata Cristiano, centrista, logra alrededor de un 27%; en ese contexto, Allende fue obligado a concertar un estatuto de garantías que exigió el mencionado partido del centro. El Estatuto de Garantías fue exigido al presidente, porque la constitución chilena, en esa época, debía ratificar al presidente, con base en las dos primeras mayorías, cuestión que condicionó bastante la gestión del gobierno de la Unidad Popular.

Conviene señalar, que en la primera etapa del gobierno logró nacionalizar el cobre por unanimidad aprobada del propio Congreso, y que dicha gestión fue respaldada por más del 40 y casi 50% del padrón electoral en las elecciones municipales y parlamentarias. Después de dicho apoyo, la Unidad Popular, aplicó 2 políticas; una mesurada, la del presidente, apegada a la realidad y otra radical, abstracta y retórica, impulsada por el Partido Socialista y el MAPU.

Es necesario mencionar, que el Partido Socialista de Chile, originalmente apoyó solo discretamente, al presidente en su candidatura original, pues la directiva de dicho partido le otorgó 12 votos de apoyo ante 14 votos de abstención; situación ésta, que va a proyectarse en toda la administración allendista, pues la vía pacífica al socialismo fue permanente defendida por el presidente, pero cuestionada por los directivos de su propio partido, el socialista. Por ello hoy, Allende es mito, inmolación y legado, para la izquierda chilena.

2. Los Partidos de la Unidad Popular.

Este conglomerado, se integró originalmente por los partidos comunista y socialista, sumando un pequeño partido radical centrista, que, al constituirse al iniciar la campaña electoral, acordaron que sus decisiones debían tomarse por unanimidad de ellos. Posteriormente, escisiones del Partido Demócrata Cristiano, propiciaron la creación del Movimiento de Acción Popular Unitaria, partido que se integró a la Unidad Popular con voz y voto.

Estos partidos, pese a tener orientaciones ideológicas diversas, lograron converger en un programa de orientación socialista, que planteaba hacer los cambios respetando las instituciones y la Constitución Política vigente. Se puede afirmar que el programa, de perfiles socialdemócrata, intentaba cambiar la legalidad capitalista gradualmente, por una legalidad socialista y que planteó la nacionalización del cobre, como una tarea necesaria para desarrollar el resto de la economía chilena.

Después de la primera etapa del gobierno, con resultados electorales positivos, surge en la coalición gobernante, una disyuntiva insuperable hasta el día mismo del 11 de septiembre: mantener una política de consolidación de lo logrado, con apoyo de los sectores medios o radicalizar la gestión del gobierno, utilizando el Decreto 520, que permitía la intervención de empresas monopólicas, capturando su gestión, sin afectar la propiedad de las mismas. Esta dualidad, que algunos autores denominan las 2 almas del presidente Allende, no pudieron ser resueltas, pese a la incorporación de las fuerzas armadas a carteras políticas y económicas, que fueron erosionando la unidad de las mismas.

3. El Factor Internacional.

Es importante señalar, que la vía chilena al socialismo surge en el contexto de la Guerra Fría, en donde la Unión Soviética representaba esquemas de economías centralmente planificadas y que la revolución cubana había acentuado su accionar en las relaciones regionales, especialmente en América Latina.

Por su parte, Estados Unidos contemplaba la experiencia chilena como una ruptura a su hegemonía, estimulada, además, por el papel de atracción que jugaba Cuba, tanto en Chile, como en el resto de la región. No esta demás recordar la crisis de los misiles soviéticos en el Caribe, que puso en advertencias globales a Estados Unidos; en dicho escenario, la Unidad Popular y Allende constituían riesgos evidentes para la dominación estadounidense.

En tal escenario, no valorado suficientemente por los actores del proceso chileno, el papel de los organismos de inteligencia estadounidenses, encontraron tierra fértil en el descontento social planteado en Chile con ocasión de la Constitución del área social económica, ejecutada sin consenso ni negociación, con el Partido Demócrata Cristiano, que exigía ordenar el caos, provocado o espontáneo, que afectaba el abastecimiento por acaparamiento de mercancías y servicios de primera necesidad.

Como se puede observar, estos tres actores o factores mencionados, requieren ser analizados en profundidad con nuevos elementos y datos encontrados en la abundante bibliohemerografía existente en estos 50 años. Hay analistas que plantearon que los intelectuales progresistas no realizaron un apoyo teórico suficiente para rescatar la especificidad de la realidad chilena, que fue conceptualizada con las características tradicionales originadas en Europa, y que al subestimar la naturaleza del Estado chileno y su evolución, impidió matizar una hermenéutica marxista, un tanto cosificada, obtenida de manuales y textos al respecto. Uno de los pensadores chilenos, el sociólogo y epistemólogo Hugo Zemelman, advirtió en sus escritos, que la tragedia chilena, no fue analizada y enfrentada con categorías inéditas y que la cosificación y consignas jugaron un papel decisivo en la trama y desenlace del proceso.

Por ello, que una lección posible de las nuevas lecturas de los mil días de Allende es detectar e identificar las realidades sociopolítica de nuestros países, y desde ella construir estrategias viables y operativas para una transformación efectiva y real, que supere los elementos discursivos y más emocionales con que se mueve en algunos lugares la izquierda latinoamericana.

4. El exilio chileno en México.

En el recuento de los claros obscuros que es posible detectar en la experiencia del golpe de Estado contra el sistema democrático de Chile, y cuya violación masiva de derechos humanos fue mundialmente denunciada, está, innegablemente, el papel humanitario que jugó el Estado y gobierno de México en la tarea de ayuda solidaria al gobierno de Allende y, posteriormente, en la actividad valiente y digna que jugó el Embajador Gonzalo Martínez Corbalá, en Santiago, al salvar la vida y libertad de chilenos, que encontraron refugio y trabajo en la República Mexicana.

La hospitalidad mexicana fue amplia y generosa, expresadas en múltiples acciones, con el exilio chileno. Destaca la creación de la Casa de Chile, en donde se concentró la tarea de articular procesos de condena a la dictadura de Pinochet y en favor de la restauración de la democracia en Chile.

Entre los numerosos exiliados que llegaron a México, con diversas profesiones y oficios, destacan grupos académicos y científicos que se incorporaron, tanto a la UNAM, UAM e IPN, los cuales de distintas formas han contribuido al desarrollo de generaciones de jóvenes profesionales y artistas nacionales.

En este contexto, nos permitimos destacar el aporte y contribución que algunos juristas chilenos realizaron en nuestras universidades que, por la trascendencia de sus contribuciones, nos permitimos, brevemente, hoy día destacar y recordar a 50 años del golpe:

EDUARDO NOVOA MONREAL, fue el asesor legal del presidente Allende, que jugó un papel importante en el ámbito de la defensa internacional del proceso de nacionalización del cobre en distintos arbitrajes y tribunales internacionales, defendiendo el cobre chileno. Su experiencia la volcó en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, y parte se plasmó en el libro El Derecho como Obstáculo al Cambio Social, de amplio reconocimiento en América latina;

LISANDRO CRUZ PONCE, Ministro de Justicia del gobierno de Allende, que, en su paso por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, elaboró junto a tres becarios el Código Civil Relacionado y Comentado, obra inédita en el país y que posteriormente, ha tenido varias ediciones con gran reconocimiento y apoyo de la academia nacional.

ALVARO BUNSTER BRISEÑO, penalista reconocido que impulsó a numerosas generaciones de académicos mexicanos en el área del Derecho Penal.

RAÚL BRAÑEZ BALLESTEROS, impulsor del Derecho ambiental y económico, asignaturas incorporadas al derecho nacional.

Finalmente, a otros como HUGO ZEMELMAN, CINNA LOMNITZ, EDGAR ENRIQUE, que impulsaron disciplinas de gran actualidad y vigencia científica y profesional, en nuestras universidades.

Ciudad Universitaria, septiembre 2023.


Formación electrónica: Yuri López Bustillos, BJV
Incorporación a la plataforma OJS, Revistas del IIJ: Ignacio Trujillo Guerrero