Información asimétrica en actividades riesgosas

Publicado el 23 de octubre de 2014

Eva Marina Valencia Leñero
Estudiante de la Licenciatura en Derecho, Facultad de Derecho, UNAM
mvale_eva @hotmail.com

 “El equilibrio de lo imperfecto es lo que hace a este universo perfecto” - Anónimo

La frase “prevenir antes que lamentar” no es sólo un refrán, o una regla moral adoptada para nuestra vida cotidiana. Hoy en día, la prevención se encuentra también como un principio dentro de muchas ramas del Derecho, incluyéndose de manera especial dentro de la rama del Derecho Ambiental. En nuestro país existen ahora muchos principios y objetivos preventivos para luchar contra la contaminación ambiental y lograr un equilibrio ecológico. Además existen ya muchos principios internacionales tales como el de prevención, precaución, y de evaluación ambiental que reconocen la importancia de la prevención dentro de esta materia.

Sin embargo, después de haber asistido al Seminario de Análisis de Casos Ambientales de Relevancia Internacional en el Instituto de Investigaciones Jurídicas en la UNAM me llamó la atención cómo este principio no es utilizado en la práctica, y cómo se prefieren utilizar medidas correctivas después de ocurrido el desastre y sufridos los daños, incluso, en actividades claramente riesgosas. Por ejemplo, como ocurrió en los casos de Bhopal en la India con la fuga de un gas tóxico, en el de la empresa Metalclad en México con las consecuencias ambientales y sanitarias que produjo por los residuos peligrosos y del buque petrolero Prestige en España en donde toneladas de gasóleo fueron derramadas al océano por el conjunto de malas decisiones políticas y técnicas.

Pero ¿por qué no se ha preferido utilizar medidas preventivas? Como sucedió en varios de los casos relatados en el Seminario, alguna o varias de las partes involucradas en estas actividades riesgosas no tenían desde un principio la información completa acerca de las posibles o probables consecuencias de éstas. Es decir, las personas que tomaron las decisiones fundamentales sobre estas actividades o que pudieron haberlas tomado de manera inicial, no conocían la gravedad de lo que podía ocurrir más adelante.

Dentro de la Microeconomía, existe un problema llamado la información asimétrica. Este consiste en que una de las partes dentro de una relación económica tiene más información o más datos que la otra parte respecto a lo que están concertando; por lo tanto, realizando análisis de costos y beneficios, la transacción no será eficiente y no se alcanzará la máxima utilidad para ambas. Para solucionar este problema, se han encontrado diversas soluciones; una de las cuales es la señalización.1 Consiste en que la parte que posee más datos debe mostrar señales claras a la otra parte, que la hagan inferir o deducir los datos que no conoce. Un ejemplo, es cuando en una relación de trabajo las personas muestran el currículum a quienes los contratan como señal de su empeño en el trabajo.

Esta señalización conceptualizada en el ámbito económico puede ser también traducida al ámbito ambiental y al ámbito social, de tal manera que se logre un enfoque sustentable respecto de este problema en México.

En el ámbito ambiental ya se ha comenzado a emplear la propuesta de la señalización mediante uno de los pasos dentro del método de Evaluación del Impacto Ambiental. Al comienzo de la Evaluación, el Estado solicita a los agentes económicos que informen todos los detalles acerca de los proyectos que realizan actividades riesgosas mediante un “informe preventivo”, una “manifestación de impacto ambiental” y en algunos casos entregando además un “examen de riesgo”. En consecuencia, el Estado remedia su situación desventajosa previa de no tener los suficientes datos para poder emitir resoluciones informadas para aprobar, condicionar o desechar estas actividades. Este procedimiento está actualmente regulado en diversas normas jurídicas en México.

No obstante, dentro del ámbito social no podemos aseverar lo mismo. Por un lado, existen algunos mecanismos que buscan que la sociedad tenga también conocimiento acerca de las actividades riesgosas que se vayan a realizar. Unos ejemplos claros son la Consultoría Pública que es parte del procedimiento de la Evaluación del Impacto Ambiental, y los sellos y certificados que buscan evidenciar a la sociedad el cómo se realizan y llevan a cabo productos y servicios que pueden tener daños al medio ambiente. Pero por el otro lado, no existe una regulación clara sobre estos métodos ni tampoco un control que asegure que la sociedad esté realmente obteniendo y comprendiendo esta información.

En conclusión, la falta de información a la sociedad es el obstáculo que tenemos hoy para  llevar a cabo medidas preventivas. Ya existen ahora, para los particulares que realizan las actividades riesgosas y para el Estado, métodos y procedimientos cuyos objetivos son llenar las lagunas de información existentes; a pesar de que estos no sean siempre eficaces. Comparativamente no ocurre lo mismo con la sociedad vista como conjunto. No hay actualmente ni legislación vigente ni en proceso que asegure el entendimiento de la sociedad sobre estas actividades, para no dejarla en estado de indefensión.

A pesar de ser difícil observar la sociedad de manera concreta, todos los proyectos que la incumben necesitan tomarla en cuenta. Es la expresión de las necesidades colectivas, y de los límites que tenemos los seres humanos frente a otros. En realidad, en los casos relatados anteriormente, la sociedad ha sido la causa de mayores presiones para limitar actividades riesgosas, o para sancionarlas. Por lo tanto, si le damos la información en el momento oportuno, estamos logrando que se llegue a un acuerdo basado en intereses que se oponen, para así lograr incluso la máxima utilidad para todos desde un inicio. Además esto es incluso una garantía de los ciudadanos frente a nuestra Constitución, como dice el Artículo 6º: “El derecho a la información será garantizado por el Estado”. Con todo esto no se busca beneficiar a unos o a otros, más bien lo que se busca es un balance, donde no tengamos ningún pilar en nuestras creaciones, y sobre todo en las riesgosas, que cojee. Debe haber siempre pesos y contrapesos de información e intereses en las actividades de los seres humanos para que logremos no sólo  un desarrollo productivo, pero también sustentable.

NOTAS:
1. Pindyck, Robert S.; Rubinfeld, Daniel, Microeconomics, Pearson Apprentice Hall, 6th edition, 2005, p. 620